NOTAS
Cazando al vampiro: el misterio del chupacabras, develado.
Por Benjamín Radford
El Bigfoot (o Pie Grande), la misteriosa que según se dice deambula por los
parques naturales de Norteamérica, fue llamada de esa manera por lo que dejaba tras de
sí: las enormes huellas de sus pies. Su primo sudamericano, el chupacabras, es también
conocido por lo que deja: animales misteriosamente muertos, sin sangre. Se dice que
su presa favorita son las cabras y que está tercera en el ranking mundial de criaturas
misteriosas (detrás del Bigfoot y del monstruo del Lago Ness).
El chupacabras apareció por primera vez en 1995 luego de que Madelyne Tolentino lo
viera en Puerto Rico, brindando una detallada descripción del chupasangre. Tuvo su
apogeo hace más o menos cinco años, cuando fue avistado en México, Chile, Nicaragua,
España, Argentina y Florida (EE.UU.), entre otros lugares. Ya en 2002 el chupacabra
era conocido en todo el mundo. Como un escritor destacó, “Desde los círculos de maíz
no hubo un fenómeno que fuera tan rápidamente asimilado por la cultura popular. El
chupacabras es equivalente al monstruo de Lago Ness o al Bigfoot como icono cultural”
(Chupacabras, 2002).
Aunque el chupacabras es bien conocido, ha sido objeto de pocas investigaciones serias
o escépticas. El investigardor Karl Shuker (2009) lamentó la “inmensa confusión y
contradicción” que rodea al chupacabras, haciendo “casi imposible distinguir los hechos
de la ficción, y la realidad de los rumores o la tradición popular” en lo que se refiere a
esta criatura. Habiendo llevado a cabo varias investigaciones para libros y televisión
(véase mi libro Lake Monster Mysteries: Investigating the World’s Most Elusive
Creatures – “Los misterios de los monstruos lacustres: investigando las criaturas más
elusivas del mundo”), tomé la afirmación de Shuker como un desafío, para ver si podía
ser el primero que más o menos develara definitivamente el misterio del chupacabras.
Comienza la investigación
El primer paso fue hallar exactamente qué creía la gente que era el chupacabras.
Tolentino dijo que la bestia que vio tenía ojos oscuros que sobresalían de sus sienes y se
desplegaban a los lados; medía 1,20 metros de altura, era bípedo y tenía brazos y patas
delgadas, con tres dedos en los extremos de los miembros (Corrales 1997). No tenía
oídos ni nariz, aunque sí dos pequeños agujeros para respirar, y largas púas en la espalda
(ver Figura 1). Cuando la bestia fue avistada en otros países, tomó una forma muy
diferente (ver Figura 2). Algunos fueron encontrados muertos (por ejemplo en Nicaragua
y en Texas), y los cadáveres resultaron ser pequeños, con cuatro patas, como aquellos
animales que pertenecen a la familia de los cánidos (como los perros o los coyotes).
![]() Figura 1. La imagen original y más conocida del chupacabras, basada en el relato que la testigo Madelyne Tolentino contó en 1995. El dibujo pertenece al autor, basado en un boceto de Jorge Martín. |
![]() Figura 2. Un segundo tipo de chupacabra cánido, mayormente vista en Texas desde mediados de los años 90. Este animal fue encontrado en Blanco, Texas, EE.UU. Foto: Jerry Ayer. |
El paso siguiente fue identificar y analizar los principales relatos o afirmaciones respecto del chupacabras, incluyendo: 1) ¿Dónde se originó el chupacabras y por qué apareció
de repente en 1995?; 2) ¿Por qué el chupacabra original de Puerto Rico difería de los posteriores chupacabras cánidos?; y 3) ¿Qué fue lo que mató a las supuestas víctimas de los ataques de los chupacabras?
En el curso de aproximadamente cinco años de investigación respondí a la mayoría de estas preguntas. Por ejemplo, el enigma del misterioso drenaje de sangre del ganado fue respondido hace décadas en el contexto de las mutilaciones de ganado. También consulté a fuentes forenses y a veterinarias y entrevisté a un patólogo forense de la Oficina de Exámenes Médicos en Albuquerque, Nuevo México, EE.UU.
También a través de investigar las fuentes y relatos originales se clarificó por qué el chupacabras de Puerto Rico era tan diferente de sus encarnaciones posteriores: los testigos vieron cosas totalmente distintas (confusamente), todas ellas referidas como chupacabras. Reconociendo que el chupasangre tiene un fuerte aspecto cultural (por ejemplo es casi exclusivamente avistado en países y regiones de habla hispana), investigué el folclore latinoamericano, hispánico y puertorriqueño relativo a los vampiros. Esto me ayudó a comprender el trasfondo cultural y el medioambiente social del que emergió el chupacabras.
Prestando mucha atención a los nuevos relatos sobre el monstruo fui capaz de rastrear cada nuevo avistamiento e informe inmediatamente después de ocurridos. En el caso de la más famosa bestia, el “chupacabras de Cuero”, viajé hasta San Antonio, Texas, para un programa de televisión, MonsterQuest (A la búsqueda del monstruo) con el objetivo de examinar a la bestia. Pasé una semana entrevistando al dueño del chupacabras, Phylis Canion, y examinando el cadáver (ver Figura 3).
![]() Figura 3. La ganadera texana Phylis Canion muestra el famoso “chupacabras de Cuero” que encontró cerca de su estancia en 2007. Foto del autor. |
En 2008 también conduje una expedición en búsqueda del chupacablas en las selvas de Nicaragua, cerca del río San Juan, en la frontera con Costa Rica (ver Figura 4). Dos colegas y yo escudriñamos la remota selva tropical durante varios días, y contratamos a un rastreador experto para buscar alguna evidencia de la bestia (para más detalles ver Radford, 2010).
![]() Figura 4. El autor con el rastreador experto Fernando Casanova buscando evidencia del chupacabras en la Reserva Biológica Indio Maíz de Nicaragua. Foto: Chris Ayles. |
La pieza perdida del rompecabezas
Para 2009 ya había contestado casi todas las preguntas principales sobre el chupacabras. Pero quedaba una que era clave: ¿Por qué la bestia apareció de repente en 1995? No se conoce ningún animal del que se diga que apareció tan recientemente (y espontáneamente); inclusive se dice que el Bigfoot y Nessie existen desde hace mucho tiempo (aunque la evidencia que hay es dudosa). Las criaturas reales no aparecen de la nada.
El origen del monstruo ha sido un misterio impenetrable durante quince años; me pareció que si no era capaz de explicar de dónde vino nunca me sería posible proponer una explicación completa. Viajé a Puerto Rico y entrevisté a Madelyne Tolentino, quien dio la más importante descripción del chupacabras de la que se tiene registro, no solo por sus extraordinarios detalles sino porque también es la descripción“original” del testigo sobre la cual se basaron la mayoría de las imágenes de la criatura. La entrevisté largamente (a ella y a su marido) y me mostró el lugar donde ocurrió el avistamiento.
Tolentino afirma haber visto a la criatura cerca de la calle, fuera de su casa rural en Puerto Rico durante la segunda semana de agosto de 1995 (ver Figura 5). Su relato aparece en el libro de Scott Corrales, Chupacabras and Other Mysteries (“El chupacabras y otros misterios”) (Corrales, 1997), y queda claro que tiene varias observaciones inverosímiles e inconsistencias. Esta revelación auguró serios problemas para el chupacabras; el fenómeno comenzó esencialmente con Tolentino y su avistamiento; si el relato del más importante testigo no es creíble, su descripción —y mucha de la información que le siguió— está inevitablemente viciada.
![]() Figura 5. La calle de Canovanas, Puerto Rico, donde Madelyne Tolentino tuvo el primer y más detallado avistamiento del chupacabras de todos los tiempos. Foto del autor. |
Puede debatirse si el chupacabras es o no un producto enteramente cultural, pero el fuerte elemento cultural y popular del monstruo es innegable. Busqué algo —cualquier cosa— que pudiera haber aparecido en Puerto Rico en la época del primer avistamiento del chupacabras que pudiera dar cuenta de su origen. Descubrí que poco antes del informe de Tolentino se había agregado un nuevo elemento en el aspecto sociocultural de la isla —algo que no existía allí anteriormente y podría haber engendrado los avistamientos del chupacabras. La criatura que describió Tolentino no se parece a ningún animal conocido. Sin embargo luce casi exactamente como una criatura ficticia vista por cientos de miles de personas en 1995: Sil.
¿A qué especie pertenece el chupacabras?
Sil es el nombre de una criatura alienígena representada por Natasha Henstridge en el filme de ciencia-ficción/horror Especies. Especies fue estrenada en Puerto Rico el 7 de julio de 1995 —menos de un mes antes del avistamiento de Tolentino. Las criaturas tenían un aspecto muy similar; la testigo original del chupacabras ¿podría haber descrito simplemente un monstruo que vio en una película? Es bastante posible; otros testigos que observaron monstruos han descrito monstruos de la “vida real” que vieron en filmes (véase por ejemplo Loxton, 2009).
Revisé la descripción de Tolentino y la comparé con el alienígena de Especies, identificando más de una docena de similitudes morfológicas, incluyendo la cabeza grande y oblonga, sus grandes ojos de forma envolvente; ojos negros o rojos; una nariz pequeña o inexistente; la ausencia de orejas, la postura bípeda; brazos delgados; piernas largas y delgadas; dedos con garras; una boca pequeña, sin labios, grandes púas en la espina dorsal; ausencia de cola, etc. Ciertamente, el parecido de Sil con el chupacabras de Puerto Rico es inconfundible (ver Figura 6). De hecho, Tolentino misma dijo que “el parecido (de Sil) con el chupacabras era realmente impresionante” (Corrales, 1997).
![]() Figura 6. El monstruo de la película de ciencia-ficción/horror Especies, el cual es virtualmente idéntico al chupacabras de Puerto Rico. |
Permítanme ser muy claro: creo que Madelyne Tolentino es una persona honesta, sincera y digna de confianza. No creo que esté loca o sea mentirosa y no sé qué ocurrió ese dia —quizá un sueño o un simple error de la memoria. Pero la similitud entre lo que vio en la película en el cine y lo que informó en la vida real no puede ser mera coincidencia.
A veces la verdad es más extraña que la ficción, y a veces la ficción influye sobre la realidad. Descubrí que la imagen popular del chupacabras —la que aparece en miles de libros, revistas y sitios web como la descripción de un testigo creíble— está basada de hecho en un filme de ciencia-ficción. El origen del chupacabras fue finalmente develado.
El paso siguiente fue completar la investigación y escribir un libro sobre ello (Tracking the Chupacabra: The Vampire Beast in Fact, Fiction, and Folklore – “Rastreando al chupacabras: la bestia-vampiro en los hechos, la ficción y el folclore”, publicado en marzo por la imprenta de la Universidad de Nuevo México). En el libro hay mucha más información que explica cada aspecto del fenómeno en detalle.
El mito persistirá, aunque para los escépticos y la gente de mente abierta seguramente este vampiro ha sido cazado. El chupacabras está muerto; larga vida al chupacabras.
Benjamin Radford es uno de los editores de la revista Skeptical Inquirer, miembro del CSI (Committee for Skeptical Inquirer), investigador y autor de varios libros. www.radfordbooks.com
Para más información sobre el chupacabras, puedes visitar www.ChupacabraMystery.com
Referencias
“Chupacabras Rides Agains Again.” 2002. revista Fortean Times, 156.
Corrales, Scott. 1997. Chupacabras and Other Mysteries. Greenleaf Publications.
Loxton, Daniel. 2009. The shocking secret of Thetis Lake. Junior Skeptic, Number 35.
Radford, Benjamin, y Joe Nickell. 2007. Lake Monster Mysteries: Investigating the World’s Most Elusive Creatures. University Press of Kentucky, Lexington, Kentucky.
Radford, Benjamin. 2010. Tracking the goat sucker. Revista Fortean Times (Nro. 257, January), 48-53.
Shuker, Karl P.N. 2009. The Unexplained. New York, NY: Metro Books.
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